Cuanto más se conecta, menos se conecta (2019)


Cuanto más se conecta, menos se conecta es una video instalación interactiva que medita sobre la infancia y los mecanismos de la memoria, distorsionados por algoritmos, visión artificial y cables de colores.

La pieza explora la naturaleza fragmentaria de la memoria. Dos monitores separados el uno del otro son conectados por 5 cables de colores. La pantalla de la izquierda muestra imágenes en bruto de un video familiar en cassette de 1992. La pantalla de la derecha es un espejo de la pantalla izquierda, pero funciona como filtro de los recuerdos que la otra reproduce. La pantalla de la izquierda representa el pasado inalterado, y la pantalla de la derecha representa la forma en que tendemos a recordarlo.

Al traer los cables a la pantalla de la derecha, el usuario fusiona los elementos originales con los filtros digitales para crear una suerte de collage de recuerdos, filtrando el contenido, reordenando los fotogramas y aislando o borrando rostros en tiempo real. Y al tratarse de un sistema modular, los resultados inesperados son muy frecuentes.

La pieza también contrasta tecnologías analógicas con digitales, confrontando el video de baja resolución con la detección de rostros, los filtros, la inteligencia artificial y los algoritmos automáticos.

Esta video instalación interactiva formó parte de una muestra en la School for Poetic Computation durante la primavera del 2019 en Nueva York, EEUU, durante una residencia becada por la Comisión Fulbright y el Fondo Nacional de las Artes.